¡Salve, César!

OTRA TÍTULO QUE NO TIENE QUE VER CON LA PELÍCULA

Producida, dirigida y escrita por Ethan y Joel Coen, ¡Salve, César! resulta un homenaje al cine de los 50s no apta para todo público.

Solo los cinéfilos intensos, admiradores de los personajes y las historias de los hermanos Coen podrán disfrutar este largometraje que en su hora y cuarenta minutos de duración nos lleva a un viaje de la historia de cine, mostrándonos los tipos de producciones que se realizaban, dramas, musicales y por supuesto el western.

La historia gira entorno a los estudios Capitol Pictures que esta a cargo de Eddie Mannix (Josh Brolin) un productor que tiene la habilidad de poner en postura a sus actores cuando se le descarrilan, su método... dándoles un sermón a punta de cachetadas. Vemos la forma de trabajar del estudio y el manejo de sus crisis, desde la imagen de una de sus actrices más vendidas DeeAnna Moran (Scarlett Johanson) hasta el secuetro de sus protagonistas más cotizados Baird Whitlock (George Clooney). Mannix tiene que decidir si continuar en el negocio del cine o aceptar otra propuesta de trabajo, más relajada y mejor pagada. ¿Qué decisión tomará?

La película tiene divertidos momentos: una discusión sobre Dios donde participan varios representantes de diferentes religiones, una reunión comunista y la integración de un actor de western a un filme de drama, un cambio bastante hilarante; es algo lenta y por momentos te pierdes pero al cabo de un rato vuelves a la esencia del filme, más en específico, cuando sabes por qué secuestraron al niño bonito de Clooney. Mención especial a Alden Ehrenreich y su personaje de Hobie Doile, se lleva la película en todas las escenas que tiene.


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