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La historia se centra en Federico un hombre con obesidad mórbida que tiene una vida huraña. No camina mucho porque se cansa con rapidez, no se baña porque se cansa, no tiene ninguna motivación de vida aparente. Hasta que un día, su hermana y su cuñado le enseñan fotografías de un viaje que hicieron a Oaxaca, a partir de ese momento, surge algo dentro de Federico, y no precisamente un gas o un paro cardiaco, más bien un redescubrimiento de un amor olvidado: la fotografía. En ese momento recuerda que tenía un rollo sin revelar y cuando va en busca de revelarlo se topa con Paulo, un chico igual de antisocial que es fanático de los comics, esto último, es lo que conecta con Federico y a partir de ahí se hacen amigos. Poco a poco, surge en Federico esta necesidad por tener una cámara de fotografías y tomar imágenes espectaculares, pero tiene un impedimento, dichas imágenes se encuentran allí afuera, en el mundo, Federico se arma de valor para salir y tomar las fotografías de lo que se encuentre yendo en contra de la gravedad de su salud, porque lo vale, su talento no debe tener limites.
Una historia sencilla con un gran corazón que no le cabe en el pecho. La opera prima de Alejandro Guzmán Álvarez nos lleva a conocer la historia de un ser humano que lucha contra el más grande de los obstáculos: él mismo. Su motivación, no solo de conocer el mundo, si no de tomar imágenes preciosas, lo lleva a redescubrir una pasión guardada, a relacionarse estrechamente con las personas, en especial, con Paulo y su cuñado Ramón, quien lo alientan y lo ayudan a perseguir sus ideales. Estos tres personajes empiezan sintiéndose perdidos entre las personas, como que sienten que no encajan en ninguna parte, luego se van conociendo entre sí y logran crear buenos lazos de amistad en donde uno se preocupa por que el otro esté bien.

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